Hoy me acaba de avisar mi hermana que el “Hombre orquesta”: Milton Fabián Velasco Andrade se ha muerto… una especie de nostalgia y tristeza nos atraviesa y avisa que su partida duele. Su voz y el sonido de su saxofón se afincarán indefinidamente en nuestra memoria.
El hombre-orquesta. Tipos populares
[1928]Alejandro Andrade Coello
La habilidad de un hijo del pueblo, aficionado a la música, le hizo concebir el proyecto de convertirse en una especie de orquesta ambulante. Un buen día de conspiración, a la manera de Don Quijote limpió las armas de sus abuelos, el múltiple músico arregló la vieja guitarra que yacía empolvada en un rincón… acomodó al brazo de la morisca vihuela un rondín, que es juguete sonoro y delicioso para los muchachos, se colocó en la cabeza un casquete con campanillas, perforó un bombo, instrumento hueco tan de moda en algunas cofradías, de tal modo que por su aro pasase una cuerda que iba a oprimir el resorte de unos platillos colocados sobre ese timbal y que se tiraba con el pie. Con tales utensilios musicales, diose a recorrer, algunas provincias ecuatorianas. Estuvo en Guayaquil y fue aplaudido y condecorado por su ingenio. Su compañero era un deforme mudo que cargaba en una bolsa los instrumentos de la portátil y familiar charanga.
En Quito, pocas personas habrá que no conozcan al maestro Povea, que con su orquesta que él monopoliza, como otras tantas cosa, se anda las noches tocando aires nacionales en las diversiones populares, los bailes de arroz quebrado, las casa de cena y las tabernas que prolongan su buen humor hasta avanzadas horas toledanas, vecinas de la aurora.
Es típico el hombre-orquesta por su hábil manera de ejecutar varios instrumentos que dan la impresión de oír una murga o un bullicioso jaz-ban de mulatos.
Desde ayer, Povea tiene un competidor: el súbdito italiano Pascual Vittesi que por las calles de Quito lanza al aire sus melodías, un tanto de moda y no pocas de sabor español. A la guitarra y el rondín ha sustituido el acordeón que maneja con destreza
El invento, o más bien el viejo recuerdo de Povea, ha sido perfeccionado por Vittesi, que regala a los transeúntes en las melodías de “Frémito de Amor” y otras que nos trasladan a lejanos países.
Como su devoción musical está comprobada, pronto aprenderá los aires nacionales.
No sería raro oírle unyaraví doliente, un monótono y sentimentalsanjuanito o alguna alegre y sugestiva “alza que te han visto”.
Fuente:
Andrade Coello, Alejandro. “Tipos populares: El hombre orquesta”. En: El Comercio. Quito, lunes 2 abril, 1928. p. 5.